Diferencia entre
instalación artística y escultura
Tras investigar sobre las instalaciones artísticas y ver
imágenes de estas nos ha surgido una pregunta que también pueden surgirles a
ustedes ¿Qué diferencia hay entre instalación y escultura?
Cuando nos referimos al término instalación, lo primero en
lo que pensamos es en el acondicionamiento de una vivienda, edificio… Si
intentamos relacionarla con el mundo del arte también podemos pensar en la
exposición de diferentes obras y su disposición en el espacio. Pero en este
blog el término instalación tiene una función diferente.
Una instalación se trata de una obra de arte diseñada para
un espacio determinado, con la pretensión de que el espectador sea una parte
activa esencial, ya que sin él no se daría dicha instalación como bien indica
Lemarroy, (2004) “La instalación no se vuelve una obra de arte completa hasta
que el espectador toma parte de ella”. En ella el espacio tiene un papel
fundamental, ya que dicha instalación quizás no cumpliría la misma función en
un espacio diferente, es imposible recrear una instalación similar en un ligar
diferente. La instalación transforma el entorno de su exposición en un entorno
envolvente.
Mientras que entendemos escultura por las obras escultóricas
se expresan mediante formas sólidas, reales, volumétricas; pues ocupan un
espacio tridimensional: tienen alto, ancho y profundidad, por lo que el volumen
y bulto puede tocarse, rodearse y verse desde cualquier ángulo.
Los elementos plásticos más importantes de la escultura son:
forma, espacio, línea, material, textura y últimamente en algunos casos, el
movimiento real. Siempre el escultor tratará de organizar estos elementos en
una composición unificada.
El material es básico en el proceso de configuración de la
escultura. A través de las distintas fases de desarrollo; la piedra, la madera,
el metal, la arcilla y otros materiales son trabajados hasta transformarse en
la obra terminada.
Los procedimientos escultóricos se determinan en
consideración al material con el que se realizará la obra. Si se va a realizar
en un bloque de piedra o madera, el procedimiento consiste en esculpir o tallar
respectivamente. El modelado se suele realizar sobre arcilla y plastilina, por
lo general, los modelos se bañan con yeso, resina o goma para hacer moldes.
La escultura y la
instalación son vinculadas con la sensación del espacio, ya que el artista
juega con el volumen en un espacio determinado, incluyendo para los ojos del
espectador el espacio, la forma y el volumen. El volumen se manifiesta de
diferentes formas o maneras. De acuerdo al volumen de una escultura o
instalación, estas se presentan con diferentes aspectos de formas geométricas,
o de superficies planas o elevadas. Desde el principio de la historia del arte,
las esculturas son representadas o realizadas en diferentes superficies que
llevan al espectador a ver diferentes panoramas visuales que juegan con el
espacio y el volumen. Este espacio o este volumen se componen de sencillas
formas geométricas tales como la esfera, el cubo, el cilindro y el cuadrado,
entre otras. Estas formas articulan un volumen para crear una realidad visual.
El hombre, a través de la escultura o de la instalación,
consigue expresar una intelectualidad en volumen y forma para poder conquistar,
no tan solo lo interior, sino también lo exterior; a través de la búsqueda de
diferentes volúmenes configurados, superficiales, visuales y terminados. Un
gran ejemplo de esto es la escultura cubista, la cual busca relacionarse con un
volumen interior, a la vez que el espacio sigue siendo de continuidad a la
misma. Podemos mencionar como ejemplo y máximo exponente del arte cubista al
artista español Pablo Picasso, quien fue uno de los primeros en trabajar con
las formas y el espacio en esculturas totalmente abstractas que juegan
libremente con el espacio y los materiales utilizados.
La escultura en planos rígidos como el relieve, el volumen y
el espacio depende del ensamblaje de perfiles, friso y basa, los cuales
pertenecen a la arquitectura. Las esculturas más corrientes desde el principio
de nuestra historia son aquellas en las que la figura humana determina el
volumen y el espacio, jugando con la realidad del cuerpo presentado por el
escultor. La luz, la masa, el vestido, el acabado, lo estético y lo dinámico
demuestran el arquetipo del personaje y sus cualidades. Para llegar a un
realismo perfecto y mostrar la realidad humana, el artista se vale de la
exquisitez del pulido, de la delicada matización de la sensualidad, de los
movimientos, etcétera.
En la relación entre el volumen y el espacio, el espacio es
el elemento primordial. Ambos elementos son independientes entre sí. El espacio
y el volumen no siempre coinciden en la sensación y en la percepción que
despiertan en el individuo que interactúa con la estructura en la cual se
realizan, ya sea escultura o instalación. La razón se debe a que, pese a que el
espacio se encuentra definido materialmente por el volumen, no siempre coincide
con la forma material que lo delimita, pudiendo variar mediante: niveles
interiores (proporción), color y texturas (dimensión visual), transparencias
(dirección). Estas características pueden observarse en los ensamblajes o
instalaciones de una escultura. La textura y el color juegan también con la
perspectiva visual.
La imaginación y la creatividad son formas de ejecutar una
escultura, y por medio de las cuales también se puede experimentar la
sensibilidad de averiguar el volumen y el espacio. No importa la materia que
haya sido escogida para realizar la obra, es un espacio nuevo para la
geometrización e intuición artística. La creatividad es una forma de observación
y expresión múltiple, que, al representar las masas reales, puede llevar la
imagen a la riqueza de la imaginación de forma volumétrica. El arte del volumen
y del espacio son las consecuencias de la capacidad imaginativa del artista.
La instalación, en términos del espacio y del volumen, alude
exclusivamente al acto de desplegar diversos elementos en las coordenadas
espacio-temporales. Esta se revela también como terreno privilegiado en la
exploración del ambiguo concepto de la “libertad”. La instalación tiene una
característica más que la escultura: la pureza de la instalación es una
implícita, que le pertenece solo a ella. El eclecticismo y la hibridación se
extienden hasta apoderarse de cualquier otra forma de expresión, medio o
disciplina. Los especialistas y los críticos de arte como Thomas McEville y
Rosalind Krauss determinan “la ampliación lógica de los límites escultóricos”
por esa cualidad expansiva de la escultura para aproximarse y absorber en ella
otras formas de arte. Por esto, la instalación ha pasado a ser considerada
objeto de investigación de los manuales de escultura. Sin embargo, el único
soporte de la instalación es el espacio mismo: la condición más general del
mundo material, en el que conviven el resto de los medios artísticos.
Se puede decir que la escultura tradicional a diferencia de
la instalación, no tiene una especial relación con el espacio expositivo, ya
que están pensadas para ser observadas sin que el espectador pueda interactuar
físicamente con ellas, por otra parte, la escultura tradicional se compone de
un único elemento, y la instalación en cambio puede contar con uno o más
elementos.
Las instalaciones, por el contrario, sí que pueden estar
compuestas por uno o más elementos, como hemos dicho anteriormente, además estas,
mantienen una estrecha relación con el espacio circundante que en la mayoría de
las ocasiones incluso forma parte de la obra.
Por lo que podemos concluir diciendo que la diferencia
principal es que las instalaciones se relacionan con el espacio en el que se
encuentran y cambian si son trasladadas a un espacio diferente (cosa que no
ocurre con la escultura, que permanece igual en cualquier sitio donde la
coloques; se podría decir que, es el espacio el que se adapta a la escultura y
no al revés).
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