JAVIER MADERUELO
Javier Maderuelo (Madrid, 1950) es Doctor en
Arquitectura por la Universidad de Valladolid, Doctor en Historia del Arte por la
Universidad de Zaragoza, y Catedrático de Arquitectura del Paisaje en el
Departamento de Arquitectura de la Universidad de Alcalá. Ha sido, además,
profesor invitado en las universidades Nacional de Chile y Lisboa.
Ha participado como profesor en más de cien cursos
monográficos y seminarios y ha impartido cursos de doctorado en las
universidades de Valladolid, Politécnica de Valencia, del País Vasco y en la
Escola Superior Artística do Porto, Oporto.
Ejerce como crítico y ensayista, escribiendo asiduamente
sobre arte y arquitectura. Ha sido crítico de arte en diario El Independiente y
en la revista Cyan, siéndolo del diario El País desde 1993.
Maderuelo dirige el programa Arte y Naturaleza de la
Diputación de Huesca y las publicaciones editadas bajo ese título, así como los
cursos que se han celebrado entre 1995 y 1999. Como continuación de ese
programa, dirige los cursos sobre Paisaje del CDAN-Fundación Beulas de Huesca.
LA
IDEA DE ESPACIO PARA MADERUELO
Para Maderuelo, el espacio de la cultura es el definido
por la expresión del arte, que se hace visible en la arquitectura. Y está
marcado con nombres específicos y de unas formas características que tienen
unos significados diferenciales porque generan emociones peculiares que
identifican a sus usuarios con ellos.
El análisis del
papel del espacio en las artes se centra en la escultura y sus desbordamientos,
de manera que se establece una especie de dialéctica entre el espacio
arquitectónico y el escultórico, rastreando los ricos márgenes que se han generado
en los límites de ambas disciplinas y que han dado origen a otros nuevos
géneros en los que lo espacial aparece como una de sus características más
definitorias.
ALGUNOS
DE SUS ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL PAÍS
Hemos incluido estos tres artículos porque nos
permiten ver la diversidad de obras que Maderuelo puede analizar debido a su
gran conocimiento sobre las distintas técnicas y estilos artísticos.
Dos
aproximaciones a Sol LeWitt
La Fundación Botín y la Galería Elvira González
presentan sendas exposiciones del prolífico artista estadounidense, padre del
minimalismo.
Minimalismo y arte conceptual son dos tendencias que
deben mucho a Sol LeWitt (Hartford, 1927-Nueva York, 2008), uno de los artistas
más prolíficos e influyentes de la escena norteamericana durante la segunda
mitad del siglo XX. Artista reflexivo, inició tardíamente la producción de su
extensísima obra realizando esculturas o estructuras, como él prefería
llamarlas, de un contundente carácter geométrico y de una poderosa presencia
física.
Durante la segunda mitad de los años sesenta, a partir
de una "geometría primaria" que se apoya en las figuras más
elementales, como el cuadrado y su proyección tridimensional, el cubo, elaboró
unos presupuestos de sencillez que se encuentran unidos a una serie de valores
relacionados con la noción de orden, y con la voluntad de que la obra no caiga
en la representación de algo ajeno a ella misma. Sol LeWitt estudió entonces
las posibilidades de manipulación de diferentes elementos muy simples, como la
línea recta, el cuadrado y el cubo, trabajando con un repertorio de recursos
estructurales particularmente reducido y esquemático: una retícula cuadrangular
y una serie de elementos cúbicos utilizados modularmente o formando
progresiones. De esta manera desarrolló su vocabulario plástico, que se
materializa en obras como sus Incomplete Open Cubes (1974), de los que se puede
ver uno en la exposición de la Galería Elvira González.
A la vez que realizaba este tipo de obras se planteó
una serie de problemas teóricos en torno a la esencia conceptual del arte,
publicados por primera vez bajo el título Paragraphs on Conceptual Art (1967),
que conducen a la desmaterialización de la obra artística. Lo que no le impidió
seguir produciendo esculturas y obra gráfica: grabados, estampas, carteles,
libros de artista y álbumes fotográficos. Aquellas reflexiones le condujeron
hacia la elaboración de proyectos para ejecutar dibujos efímeros sobre las
paredes de las galerías o los museos.
No se quedó anclado en el reduccionismo minimalista,
sino que fue ampliando progresivamente los recursos plásticos
Pero el artista no se quedó anclado en el
reduccionismo minimalista, sino que fue ampliando progresivamente los recursos
plásticos y los medios de producción. En las dos exposiciones que se comentan
se puede intuir la evolución experimentada por el artista a lo largo de su
carrera, en la que ha pasado de las estructuras más rigurosamente geométricas y
monocromas a servirse de todo tipo de formas y colores, desbordando sus
primitivos presupuestos, pero conservando siempre la idea de serie.
Uno de los procedimientos que caracterizan su trabajo
es la redacción de proyectos para pinturas murales, sus célebres wall
drawings, con los que no ha dejado ninguna posibilidad estructural sin ensayar,
ya que ha proyectado y ejecutado más de mil doscientos. Ahora se muestran en
Santander 17 de ellos, que permiten seguir la evolución formal y conceptual del
dibujo mural del artista. En estas obras, que se borran y desaparecen una vez
concluida la exposición, predomina la idea sobre la materialidad y se pone en
evidencia el interés por unos procesos creativos en los que participan
diferentes artistas que, siguiendo las instrucciones de los proyectos, dibujan
las líneas y las formas sobre los muros.
Los
espacios de Carlos Bunga
Su obra se sumerge teórica y anímicamente en el
conceptualismo, pero se sitúa en un territorio fronterizo en el que la pintura
ha reclamado el volumen escultórico.
Durante la modernidad se entendió que el arte de la
pintura debía basarse en las cualidades de los pigmentos que se extienden sobre
la superficie del cuadro hasta configurar un campo de color. Aquellas ideas que
alcanzaron su cenit con Clement Greenberg han sido cumplidamente contestadas
por los artistas en el ya casi medio siglo que dura la posmodernidad. Durante
este tiempo se ha negado reiteradamente la pintura, el cuadro, el color e
incluso la idea de campo. Pero, con idéntico empeño, han surgido otros tantos
artistas que han buscado recambios a aquellos conceptos proponiendo nuevas
maneras de pintar, de hacer cuadros, de percibir, de comprender y de
experimentar la pintura y lo pictórico. Por tanto, no se puede considerar una
provocación que la última exposición de Carlos Bunga (Oporto, 1976) se titule
precisamente Pintura, pero sí resulta interesante comprobar qué es lo que un
artista actual entiende hoy, en 2015, por pintura.
Obviamente, la obra de Bunga se sumerge teórica y
anímicamente en el conceptualismo, pero se sitúa en un territorio fronterizo en
el que la pintura se ha expandido reclamando el volumen escultórico, la acción
escénica y la construcción del espacio arquitectónico. Ciertamente, esto no es
nuevo, algunos artistas del Barroco construyeron espacios arquitectónicos con
volúmenes escultóricos que eran escenarios teatralizados para desbordar una
pintura que se manifiesta triunfante. Pero Carlos Bunga no es un artista
barroco ni cae en el vicio del exceso, sino que sirviéndose de materiales
modestos, como son el cartón de embalar y la cinta adhesiva, construye espacios
reales, especie de hornacinas, falsos muros e incluso estructuras
tridimensionales que poseen un indudable sentido de la construcción, pero cuyo
destino es convertirse en nuevos soportes para una pintura que niega el cuadro
pero que reivindica el espacio. También al contrario que en el Barroco, aquí no
hay ni trampantojos ni trucos ilusionistas, los medios materiales y la propia
pintura se muestran de forma objetiva, sin intentar ocultar lo que son: cajas
de cartón pintadas que ponen en evidencia sus cualidades volumétricas y
perceptivas, su inmediatez y su temporalidad, su materialidad y su fragilidad.
El triunfo de la ambigüedad
Dos exposiciones plantean
una visión panorámica de la obra del cubano Carlos Garaicoa.
Reconocemos el periodo
actual con el calificativo de posmodernidad, al haber renunciado muchos
creadores a los patrones sobre los que se apoyaban los ideales, los géneros,
los estilos y las formas que caracterizaron a las artes de periodos anteriores.
Lo posmoderno no se afianza en lo que es sino en su condición negativa, en lo
que no es; no es clasicismo ni es modernidad. Esta es la sensación que produce
la obra de Carlos Garaicoa (La Habana, 1967), sin duda un genuino representante
de su época, es decir, un creador auténticamente posmoderno. No es pintura, ni
es escultura, ni es arquitectura, ni es fotografía, ni es dibujo… Pero su obra
participa de manera ambigua de aquellos antiguos géneros que aparecen en ella
mezclados para cobrar nuevo sentido a través de la idea de proyecto.
Coinciden en el tiempo
dos exposiciones, una en Móstoles (Madrid), otra en Santander, cuyos contenidos
son complementarios, ofreciendo el conjunto una visión panorámica del trabajo
de este artista que ha sido tocado por la fortuna del mercado, estando su
trabajo presente en todas las ferias de arte y en los grandes museos. A pesar
de la gran cantidad y diversidad de obras reunidas entre las dos exposiciones,
el conjunto no consigue centrar una idea o repertorio de ideas sobre las que
comprender cuál es el sentido final que pretenden sus obras, por el contrario,
siguiendo la retórica posmoderna, cada obra o cada grupo de obras (trabaja por
series) parece apuntar en una dirección diferente del resto, sembrando la
incertidumbre en el espectador. Si juzgáramos estas exposiciones desde una
metodología académica, esta característica constituiría un grave desdoro para
el artista, pero si lo hacemos desde la óptica posmoderna se trata de un
cumplido elogio. Con todo, ambos conjuntos permiten reconocer al menos un
interés por un tema: la ciudad y su arquitectura.
Ciertamente, la ciudad
como tema empezó a interesar a los artistas desde que en el siglo XIV Ambrogio
Lorenzetti mostró los efectos de su buen gobierno, llegando a un punto álgido
con las acciones de los situacionistas en los años sesenta del pasado siglo,
pero todo eso parece ser agua pasada para un artista posmoderno como Garaicoa,
quien plantea también situaciones que parecen críticas pero no acaban en una
denuncia concreta, que pretenden ser utópicas pero no pasan del umbral de lo
cotidiano, que parecen propositivas pero no concretan soluciones. Frente a la
ironía, que ha caracterizado buena parte del arte de la modernidad, estas obras
ahondan en la ambigüedad como táctica para plantear algunos temas de carácter
político, es decir, para trabajar sobre asuntos que atañen a las relaciones
sociales entre los ciudadanos y de estos con el poder. Sirviéndose de un
lenguaje propio de la crítica social, el artista sueña con imágenes de una
realidad en la que las ruinas arquitectónicas se transforman en construcciones
ideales que, con ingenio, Garaicoa superpone a las imágenes reales sirviéndose
de técnicas gráficas muy depuradas, como dibujar con hilos sobre imágenes
fotográficas. Se trata de obras impecablemente resueltas desde el punto de
vista técnico, lo que las hace visualmente y espacialmente muy atractivas.
Programa Arte y
Naturaleza de la Diputación de Huesca
En esta web puedes
encontrar toda la información sobre el programa Arte y Naturaleza gestionado
por la Diputación de Huesca y dirigido por Javier Maderuelo.
En la aplicación Issuu,
podemos encontrar el libro “Arte y naturaleza 1994/2004” escrito por Alberto
Carneiro y Fernando Casas, que nos puede ayudar a entender mejor el programa
que desarrolla la Diputación de Huesca.
Hemos incluido en nuestra
entrada la siguiente noticia relaciona con este proyecto ya que nos parece
interesante y que guarda bastante relación con nuestra carrera.
El
programa Arte y Naturaleza llega a los docentes altoaragoneses a través de un
seminario impartido en la DPH
Maderuelo y Castro
reivindican la difusión del arte contemporáneo a través de la docencia
Acercar el arte contemporáneo, y especialmente, el programa Arte y Naturaleza,
al público más joven ha sido el principal objetivo de este curso organizado por
el departamento de Artes Plásticas de la Diputación de Huesca. Un seminario que
ha contado con la asistencia de más de 35 profesores procedentes de algunos
centros educativos de la provincia de Huesca.
En palabras de la técnico
de Artes Plásticas de la Institución, Teresa Luesma,"esta propuesta ha
significado una buena oportunidad para difundir y dar a conocer a los docentes
un programa muy importante desde el punto de vista teórico y práctico de lo que
se ha dado en llamar el arte público".
En el curso celebrado en
el Salón de Actos de la DPH han intervenido, Javier Maderuelo, director del
programa Arte y Naturaleza, y Catedrático de Arquitectura del Paisaje en la
Universidad de Alcalá de Henares, que ha hablado sobre "El arte en
relación con la naturaleza.". Maderuelo ha hecho un repaso por la historia
de la relación entre la naturaleza y el arte contemporáneo, incidiendo en las
corrientes nacidas a finales de los sesenta, denominadas "land art" y
"earth works", atendiendo a los trabajos de Richard Long, Walter de
María, Robert Smithson y Siah Armajani, entre otros.
Desde el área de Cultura
se hace un balance muy positivo de esta experiencia educativa que promocionará
el arte público entre los escolares altoaragoneses. La iniciativa de la
Diputación que ha contado con la colaboración del Centro de Profesores de
Huesca ha sido catalogada por los docentes como positiva para trasladar los
significados del arte actual a sus alumnos, subrayando la necesidad de repetir
en el futuro acciones de este tipo.
Por su parte, Fernando
Castro, Profesor de Estética de la Universidad Autónoma de Madrid, ha disertado
sobre la trayectoria artística de David Nash, artista invitado por la
Diputación para realizar la próxima instalación dentro del programa Arte y
Naturaleza. Castro, comisario de esta obra y de la exposición, ha analizado la
pieza que el artista galés ha bautizado como"Three Vessels para Huesca en
Berdún".
Por último, el critico y
teórico de arte ha explicado exhaustivamente las piezas que integrarán la
exposición "Vessels" que se celebrará en la Diputación entre el 18 de
marzo y el 24 de abril, recalcando uno de los puntos básicos en la trayectoria
de Nash que es "el respeto a la naturaleza y al medio ambiente".
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