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Hasta este momento se ha contextualizado el objeto de estudio de esta investigación y se ha realizado una mirada al pasado, para poder explicar y entender lo que sucede en el presente. En este punto, sólo existían técnicas similares a las utilizadas en nuestros días y artistas que aparecían de forma intermitente, y que intentaban dotar al street art de la fuerza suficiente para que el movimiento despegara por completo.
Ya en el año 2000, aparece con fuerza el artista británico Banksy, la figura más influyente del arte urbano. Es sin duda el máximo exponente de este movimiento y el causante del auge y la socialización del street art. Su obra cumple con los preceptos más "puros" de este nuevo arte de la calle, olvida las intervenciones estrictamente políticas y da paso a la denuncia social y ciudadana.
La magnitud de las intervenciones de Banksy, y la claridad y cercanía de sus mensajes, han provocado que el street art ocupe un lugar privilegiado entre todas las vertientes artísticas de carácter ilegal que se desarrollan en espacios urbanos. También ha contribuido a mejorar la percepción que la sociedad tiene del arte urbano en general, consiguiendo que este sea encasillado como arte y no como un acto vandálico, adjetivo que se atribuye a otros movimientos urbanos como el graffiti.
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Ahora quedan claras las diferencias entre el graffiti y el street art. El primero mucho más invasivo, con un objetivo individual y tan superfluo como transmitir superioridad y constatar la presencia del grafitero. El segundo, con una estética más comprensible y un fin más profundo, remover conciencias, provocar cambios sociales y gustar.
Desde sus orígenes el street art ha evolucionado por completo, madurando y posicionándose en sectores que invitan a investigar sobre su cambiante significado. Actualmente crece a marchas forzadas, y existen multitud de artistas que generan técnicas novedosas para diferenciar sus trabajos del resto. Las nuevas tecnologías están a la orden del día y totalmente integradas entre los miembros de este movimiento, llegando a convertirse en un pilar fundamental para el desarrollo de este incipiente fenómeno artístico.
Encontramos claras conexiones entre el street art y otros sectores culturales y sociales, ejemplo de ello es que posee una nutrida presencia en el mundo de la publicidad y la moda. Su escalada es fulgurante, y estamos ante un movimiento que vive desde hace unos años su época dorada.
La presencia de este movimiento en los medios de comunicación es notable, llegando a convertirse en un elemento mediático de interés generalista. Son muchos los que alaban y admiran las intervenciones que plagan las paredes de las ciudades, pero también hay un elevado número de detractores. Y es que existen temas peliagudos alrededor del street art, como la a veces complicada relación de los miembros de dicho colectivo con el graffiti y viceversa. Sin duda es un movimiento en boga, y cuyos avances y nuevas relaciones provocan incesantes debates.
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